sábado, 21 de febrero de 2009

Crónica de un muchacho con Fibertel

Había una vez un niño llamado Javier que era feliz con su conexión de Internet Speedy, aunque le cobraban por un 512k la misma plata que otras empresas le ofrecían 1mb mínimo. Pero Javi no sabía lo que era el lag, bajaba de descarga directa a 250 kbp/s (si, como si tuviera 2Mb. aún teniendo sólo 512k), los torrents le volaban, y en cuatro años apenas si había tenido un par de cortes.
En diciembre a Javi le dan la grata noticia en su trabajo que lo cambiarían de sector, para poder desempeñar sus nuevas tareas le dan un celular libre y un abono de internet en su casa para poder acceder remotamente en caso de emergencia. Una suerte de bombero 24/7 siempre disponible para recibir un llamado del estilo "Coloso se cayó a la verga la ruta de España, a lo tuyooo" a las 4 AM de un miércoles.
Pero que pasaba, Javi necesitaba de un proveedor de internet que proporcionara una IP fija para poder configurar un pequeño gatewaycito en su cuarto pintado de un delicioso color celeste, y sus amiguitos de Speedy no eran capaces de proporcionársela.
Así, nuestro héroe pide ese mes la baja del servicio y contratata una promoción super tentadora de una empresa llamada Fibertel, cuyo papá se llama Cablevisión y que recientemente habían adoptado un hermanito llamado Multicanal. Fibertel le ofreció unos suculentos 3Mb. a $44 por seis meses. Javier toma el servicio (para luego poder upgradearlo a IP fija) y en una semana tenía un agujero en la pared por donde entraba un grueso cable coaxil negro, que producía un poco sutil contraste con sus delicadas paredes celestitas...
Ese día de sol, de regreso en su hogar se dispuso a disfrutar de la velocidad de su nuevo servicio. Le extrañó encontrar que se lo habían dejado conectado vía USB teniendo dos placas de red en su PC, pero bueno, volvió a hacer la conexión, abrió su navegador de Internet, y en primera instancia le resultó raro que el Firefox no mostrara la familiar página del Google. Pero lo dejó para más tarde, porque se acordó que tenía que llamar por teléfono a su abuelita enferma de una cirrosis causada por la ingesta diaria de Legui y anís Ocho Hermanos durante sesenta años.
Hete aquí un nuevo problema: su telefonía IP con el nuevo servicio no funcionaba tampoco, y Javier a esa altura ya estaba citando de una manera poco honorable al aparato reproductor de la hermana de su nuevo amiguito Fibertel.
Luego de percibir los relajantes aromas de un sahumerio de magnolia prendido para tal ocasión, nuestro perspicaz protagonista advierte que en el modem que le habían dejado, había una lucesita apagada que delataba que cierto pícaro cable UTP no se estaba portando bien. Luego de reemplazarlo, Javi pudo navegar por su web preferida http://www.marubotana.com/ y hablar con su compadeciente abuelita.

Feliz, decidió celebrar bajándose el último disco de Celeste Carballo de su página de torrents favorita. Pero extrañamente, la velocidad de descarga no superaba los 15kbp/s… al final, atribuyó tal fenómeno a la elevada demanda del disco que estaba bajando. Probó con descarga directa: 40k, ah pero era el nuevo ICQ asique debía ser un server internacional, por lo que se bajó el Retruco 3D de un servidor argentino: 60k.
Ciertos tics nerviosos comenzaron a hacerse notar en el semblante del niño, por lo cual, para calmarse, entró a su juego online preferido: el Lineage 2. Su personaje estaba más estático que de costumbre: tardaba en moverse, en responder una orden, todo era lento. El PJ se ahogó en un conocido grito de horror para los que frecuentan este tipo de juegos dedicados a gente sin vida: “laaaaaaaaaaaagggggggggg” antes de desloguearse y desaparecer debido a la caída de la conexión.

Javier necesitaba compartir (o descargar) sus penas con alguien, asique tomó el teléfono para discar el 0800 de la salvación. Pero claro, contaba con telefonía IP… que ironía pensaba, mientras que además de la hermana de Fiber, también tenía gratas memorias de su madre y de su tía. Y también de la Lora.
Luego de comunicarse vía línea telefónica estándar, los entrenados especialistas de Fibertel le dijeron lo que suponía: la conexión andaba perfectamente ya que un archivo descargado de sus servidores bajaba a 350k.
Resignado, Javier se fue a dormir.
Al día siguiente, el servicio parecía funcionar algo mejor… si tan solo no fuera por los cortes que tenía cada tanto. Aunque mostrando un notable nivel de sagacidad, nuestro protagonista advirtió que la conexión se caía cuando algo tocaba un cable UTP. Habiendo descartado el mismo cable, Javier se da cuenta que en realidad el problema es la boca ethernet del modem de Fibertel! En ese momento recordó haberse sentido extrañado al reparar que los técnicos en primera instancia lo habían dejado conectado vía USB… las madres de estos muchachos de seguro debían ser unas prostitutas de acuerdo a lo que vociferaba Javier.
Entonces, excusa perfecta para volver a llamar al 0800 de nuestras penas. El intuitivo técnico se dio cuenta que debía mandar gente para cambiar el equipo y a los pocos días lo que parecía imposible sucedió: con el nuevo modem la velocidad no era la ideal, pero al menos era estable.
Cuando a la mañana siguiente nuestro desafortunado sujeto recibió un llamado de Fibertel diciéndole que tenían que volver a pasar por su domicilio a retirar el equipo porque por error le habían dejado uno de un cliente que habían dado de baja, la desesperación de verse nuevamente desconectado del mundo moderno se apoderó de él. De nada sirvió aplicar razonamiento básico con la minita del call center: seguramente era imposible cambiar un numerito en sus sistemas para dejar no sólo a un cliente satisfecho, sino para ahorrar recursos humanos y operativos al volver a realizar un service sobre algo que ya funcionaba… la respuesta fue: “sino le van a dar de baja a usted”.
Así es que nuevamente Javi tuvo un tercer modem en su habitación celeste, y otra vez la incertidumbre de no saber si iba a tener internet o no, pero por suerte, aunque no comparable con los humildes 512k de Speedy, estos 3Mb. de pacotilla hacen lo que pueden y al menos no se corta. Qué bueno es haber sufrido tanto, luego te hace conformar con poco.

Ah, para terminar, ahora que nuestro resignado muchacho puede usar la telefonía, va a llamar por enésima vez a Speedy para reclamar que luego de dos meses de haber dado de baja el servicio, le siguen llegando las facturas…